Fuente: ONU Noticias - CePaDeHu
El 6 de febrero se celebra el Día Internacional de la Tolerancia Cero a la Ablación. CePaDeHu invita a unirse a la lucha contra esta práctica informandose y apoyando a las organizaciones de la sociedad civil para evitar que más niñas sufran las consecuencias de una práctica que pone en grave riesgo su salud y sus derechos como mujeres.
La mutilación genital es una práctica que persiste en muchos países pese a no tener beneficios médicos y a constituir un abuso de los derechos humanos de las jóvenes, señaló la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital, que se celebrará el domingo, la OMS recordó que unos 140 millones de mujeres han sido mutiladas y advirtió que cada año 3 millones de niñas corren el riesgo de ser sometidas a esa costumbre.
La doctora Elise Johansen, investigadora del Departamento de Salud Reproductiva de la OMS, señaló que si bien la práctica se ha reducido casi un 50%, aún hay varios países donde alcanza una incidencia de hasta 90%.
Entre las naciones donde la tradición permanece más arraigada se cuentan Djibouti, Egipto, Eritrea, Guinea, Sierra Leona y Somalia.
Johansen explicó que en los últimos años en algunos países el procedimiento quirúrgico se lleva a cabo en clínicas por doctores licenciados con la intención de perpetuar la tradición cultural sin riesgos a la salud.
Esta “medicalización” de la práctica se ha generalizado en países como Egipto, Yemen y Kenya, entre otros, agregó.
En este sentido, subrayó que la OMS ha urgido en repetidas ocasiones a ponerle fin a la mutilación genital por parte de los médicos.
La mutilación genital femenina constituye una violación fundamental de los derechos de las niñas. Es una práctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el daño, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante; el derecho a la protección frente a prácticas tradicionales peligrosas y el derecho a decidir acerca de la propia reproducción. Estos derechos están protegidos por el Derecho internacional.
La mutilación genital femenina causa daños irreparables. Puede acarrear la muerte de la niña por colapso hemorrágico o por colapso neurogénico debido al intenso dolor y el traumatismo, así como infecciones agudas y septicemia. Muchas niñas entran en un estado de colapso inducido por el intenso dolor, el trauma psicológico y el agotamiento a causa de los gritos.
La doctora Elise Johansen, investigadora del Departamento de Salud Reproductiva de la OMS, señaló que si bien la práctica se ha reducido casi un 50%, aún hay varios países donde alcanza una incidencia de hasta 90%.
Entre las naciones donde la tradición permanece más arraigada se cuentan Djibouti, Egipto, Eritrea, Guinea, Sierra Leona y Somalia.
Johansen explicó que en los últimos años en algunos países el procedimiento quirúrgico se lleva a cabo en clínicas por doctores licenciados con la intención de perpetuar la tradición cultural sin riesgos a la salud.
Esta “medicalización” de la práctica se ha generalizado en países como Egipto, Yemen y Kenya, entre otros, agregó.
En este sentido, subrayó que la OMS ha urgido en repetidas ocasiones a ponerle fin a la mutilación genital por parte de los médicos.
La mutilación genital femenina constituye una violación fundamental de los derechos de las niñas. Es una práctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el daño, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante; el derecho a la protección frente a prácticas tradicionales peligrosas y el derecho a decidir acerca de la propia reproducción. Estos derechos están protegidos por el Derecho internacional.
La mutilación genital femenina causa daños irreparables. Puede acarrear la muerte de la niña por colapso hemorrágico o por colapso neurogénico debido al intenso dolor y el traumatismo, así como infecciones agudas y septicemia. Muchas niñas entran en un estado de colapso inducido por el intenso dolor, el trauma psicológico y el agotamiento a causa de los gritos.
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